LO QUE TODOS DICEN VS. LO QUE TODOS CONOCEN
- Los seguros son muy caros
Este es quizá uno de los mitos más comunes y pero también más alejados de la realidad. Si uno revisa las estadísticas del mercado, se dará cuenta que la siniestralidad que existe en pólizas de seguros de automóviles y de gastos médicos mayores (dos de los productos más vendidos) es muy alta. Si añadimos los gastos de operación de las compañías de seguros y las comisiones que pagan a sus agentes, por lo general el margen de utilidad que tienen estos productos es muy bajo. A veces es, incluso, negativo (son ramos que en ocasiones generan pérdidas).
Pero también es cierto que hay de todo. Los seguros que a veces percibimos como relativamente baratos (por ejemplo, aquellos que se nos ofrecen a través de tarjetas de crédito o servicios de suscripción) pueden ser también los más caros. Y es que el costo del seguro es una relación entre la prima, y la cobertura que nos brinda. No únicamente la prima.
- Las aseguradoras siempre buscan cómo no pagar
La verdad es que los siniestros son la razón de ser de las aseguradoras. Pensémoslo de esta manera: si no hubieran siniestros, no existirían tampoco las compañías de seguros.
Por otro lado, las compañías de seguros están sujetas al escrutinio público y al de las autoridades de nuestro país. Se llevan, por ejemplo, estadísticas de servicio y de reclamaciones de los asegurados ante Condusef. Por tal motivo, las compañías no pueden implementar, como tal, una política de no pago.
Lo que sí sucede es que hay poca capacidad en las áreas de siniestros de muchas aseguradoras, lo cual genera falta de criterio. Hace poco, una amiga fue hospitalizada por una reacción alérgica severa que, entre otras cosas, puede causar asfixia (se inflaman los ganglios de una manera tal que se puede bloquear el paso del aire a las vías respiratorias). Fue internada de urgencia y pudo haber perdido la vida.
La primera reacción de la compañía de seguros fue decir que su evento no estaba cubierto porque no existía un diagnóstico concreto por parte de su médico en el expediente del hospital. Podrán imaginarse el coraje que hizo mi amiga.
Es cierto que las pólizas de gastos médicos mayores requieren de un diagnóstico para poder detonar cobertura, pero en este caso era clarísimo. Una anotación del doctor en el expediente resolvió el tema, además de una llamada del agente de seguros de mi amiga a la aseguradora. Todo, por falta de criterio del personal de atención de siniestros, lo cual desafortunadamente, sucede con cierta frecuencia en algunas aseguradoras.
Hay otro tema que llama la atención: las compañías buscan investigar aquellos siniestros que parezcan “raros”, porque es mucha la gente que intenta cometer fraudes en contra de las compañías de seguros. Por eso, en ocasiones, parece que piden demasiada documentación y se tardan algunos días en dar una respuesta a nuestra solicitud. En estos casos, hay que tener paciencia y calma. La asesoría de nuestro agente de seguros, que conoce al personal dentro de las aseguradoras puede ser fundamental.
- Todas las compañías son iguales
Este es otro de los mitos más arraigados, pero también más equivocados. Hay diferencias significativas, no sólo en cuanto a productos y coberturas, sino también en cuanto a servicio y capacidad financiera, que hay que evaluar al momento de contratar un seguro.
La mayoría de las compañías tienen una calificación de fortaleza financiera emitida por alguna agencia calificadora, que nos permite conocer su solvencia y su capacidad de pago de siniestros. Es importante estar asegurado dentro de una compañía sólida.
Por otro lado, la Condusef hace públicas las estadísticas de reclamaciones que han recibido por parte de los usuarios, así como las resoluciones satisfactorias que se han tenido. Esta es una herramienta que nos permite saber qué compañías tienen más problemas de servicio a la hora del siniestro.
Finalmente, existen productos muy diferentes en el mercado, unos más restrictivos que otros. Hay pólizas más confusas y otras que son más sencillas de leer. Desde luego, no es fácil que nosotros podamos compararlos, pero este es trabajo de nuestro agente de seguros quien debe explicarnos las ventajas y las desventajas que tiene cada una de las compañías con las que nos ha cotizado.
Recordemos que el costo del seguro no es únicamente el precio, sino la relación entre la prima que se nos cobra y la cobertura que se nos brinda; es decir, hay que buscar tener una buena relación precio/calidad, como en cualquier otro producto que compramos.
- Las coberturas son poco claras y las pólizas no son fáciles de entender
Esto es cierto y falso a la vez. Muchas compañías de seguros se han esforzado de manera significativa por redactar pólizas que sean más claras para los asegurados. Existen ya pólizas que explican a qué se refiere cada cláusula de una manera mucho más entendible.
Además, las autoridades financieras (Comisión Nacional de Seguros y Fianzas) están haciendo lo propio cada vez que un nuevo producto es sometido a registro. Cuando una póliza no es clara ellos hacen las observaciones necesarias para que las aseguradoras modifiquen su redacción.
Pero también es cierto que muchos productos no han sido actualizados y compañías a las que no les interesa hacerlo, por los recursos que consume el hecho de hacer una revisión exhaustiva de sus condiciones y tarifas. Otra razón por la cual es importante contar con un agente de seguros que de verdad conozca los distintos productos del mercado, y nos pueda ayudar a elegir el mejor.
- Tengo 30 días de “gracia” para pagar
Esto es cierto cuando la prima se paga de manera anual. Si el pago es fraccionado, el plazo de gracia es aplicable únicamente a la primera parcialidad, pero no a las subsecuentes, que deben ser pagadas antes de su fecha de vencimiento.
Es importante mencionarlo porque muchas personas no saben esto y piensan que el plazo de gracia aplica para todos sus recibos, lo cual no es así. Recordemos que por ley, cuando un recibo no está pagado en tiempo, la cobertura deja de ser válida de manera automática. Por lo cual un siniestro nos podría ser rechazado.
Otro problema común es que los clientes piensan que cuentan con treinta días para decidir si renuevan o no su póliza, a partir de que ésta ha expirado. Esto es totalmente falso. La póliza debe ser renovada en todos los casos para conservar cobertura. Nosotros contamos con 30 días para decidir si queremos pagar la prima o no.
Debemos recordar que, aunque algunas pólizas puedan contar con cláusulas de renovación automática, muchas otras no. Y la figura de renovación tácita, que existe en otros países, no está contemplada en nuestra legislación.
- Muchos seguros no sirven para nada
Todos los seguros tienen una función, aunque es cierto que hay muchos que nos ofrecen una cobertura limitada y cara. Particularmente aquellos que se nos ofrecen a través de tarjetas de crédito o servicios de suscripción.
Debemos recordar que la función principal de un seguro es proteger nuestro patrimonio. En este sentido, debemos cubrir principalmente aquellos riesgos que, en caso de materializarse, puedan dañar seriamente nuestra situación financiera.
Por ejemplo: de nada nos sirve contar con un seguro que nos da $1,000 pesos diarios en caso de hospitalización, si no tenemos una póliza de gastos médicos mayores que realmente se haga cargo de los gastos hospitalarios. El primero puede ser útil como seguro complementario, pero en ningún caso debe ser nuestra única protección. Recordemos que una cirugía sencilla en un hospital privado, con tres días de hospitalización, fácilmente puede costar más de $50 mil pesos.
- Es fácil fingir un siniestro
El número de intentos de fraude en contra de compañías de seguros ha subido de una manera alarmante, no sólo en México sino en todo el mundo. Eso ha generado que las compañías tengan que establecer sistemas de monitoreo y un escrutinio mucho más profundo de aquellos eventos que puedan resultar “raros” o que pueden tener un monto importante.
Por eso a veces parece que se nos pide una documentación excesiva o, incluso, nos llegan a cuestionar algunas situaciones que pueden resultar, a los ojos de la aseguradora, confusas. Es decir, los intentos de fraude nos afectan a todos y más a nosotros como clientes.
Lo cierto es que no es nada fácil fingir un siniestro o que una persona se pueda salir con la suya. El riesgo es mucho, ya que las penas cada vez son más severas.
- Los seguros sirven para invertir
La función principal de los seguros es cubrir riesgos. En este sentido, existen productos de ahorro que nos permiten garantizar un ingreso futuro. Pero se han creado también algunos productos que no ofrecen una garantía futura, sino que están sujetos a los rendimientos que obtenga la aseguradora. Muchos de estos se comercializan como “seguros con inversión”.
Estos productos nacen porque las compañías de seguros tienen que crear reservas técnicas que cubran sus obligaciones futuras. Estas reservas se forman con la prima que los asegurados pagan y debe ser invertida en los instrumentos que permite la ley.
Algunas compañías aseguradoras ofrecen portafolios o “alternativas de inversión” (en ocasiones les llaman “fondos” sin tener esa figura). Lo cierto es que muchas veces son alternativas poco competitivas con lo que podemos encontrar en el mercado abierto, simplemente porque los gastos de adquisición que tienen las aseguradoras son mayores a los de otros intermediarios financieros.
Aunque en todo hay excepciones y existen algunos productos atractivos, por lo general las aseguradoras son entidades financieras especializadas en cubrir riesgos, no en invertir. De hecho, la regulación limita mucho su margen de acción en este rubro. Por el mismo motivo, si uno quiere invertir, por lo general será mejor hacerlo a través de una empresa que esté especializada, precisamente, en inversiones.